Con el paso del tiempo las experiencias nos van nutriendo y nos permiten apreciar con profundidad la calidad de las cosas.
A mí, las cosas de la vida me llevaron a Casa Bruzzone. Con la idea de hacer un trabajo para la facultad, llegué a este espacio donde el arte y la naturaleza se fundían. Luego de "rebotar" en varios lugares con la propuesta de colaborar, Magda dijo: "pero cómo no, qué más queremos que nos ayuden?". Y así, sábado a sábado, haciendo tiempo entre el trabajo, el estudio y la familia, me escapaba en bici para descubrir este museo.